A todo el mundo se le puede escapar un error ortográfico, pero un texto que tiene varios, o muchos, no se disfruta cuando se lee. Ten en cuenta que la ortografía y la gramática existen con el fin de que el lenguaje escrito se entienda bien, para no confundir una palabra con otra y comprender una frase a la primera sin necesidad de leerla varias veces.
Te presentamos a continuación los errores ortográficos más tradicionales para que aprendas de ellos:
Uno de los principales fallos gramaticales es el mal uso del “de que”. Tanto usado incorrectamente cuando no debe usarse como, sobre todo, cuando no se usa en construcciones en las que, precisamente, es necesario: “me acordé DE QUE”, “me di cuenta DE QUE”.
Para no cometer este error, te sugerimos sustituir todo lo que haya detrás del verbo por la palabra “ALGO”. Si te suena bien sin necesidad de añadir un “de” antes del “algo”, es que el verbo NO necesita un “de que”.
Las palabras agudas (con acento en la última sílaba, como París, pasión o aquí) siempre llevan tilde cuando terminan en -n, -s o vocal.
Y también de algunas formas en presente, como está (del verbo estar), que también se suele utilizar sin tilde.
La diferencia entre el verbo “hacer” y el verbo “echar” es tan solo de una hache en algunas de sus formas:
“Nunca he hecho los deberes de la casa” y “Primero echo las papas a la olla y luego corto los ajos”.
El significado de ambos verbos es muy diferente y es importante recordar que “echar” (arrojar, lanzar, hacer salir algo, etc.) también “echa la hache por la ventana”.
Escrito junto, “sobretodo” es sinónimo de “abrigo”. En cambio, la expresión más usual “sobre todo” se escribe separada, ya que es la suma de un adverbio “sobre” y el sustantivo “todo” y significa “principalmente” o “especialmente”.
“Me gusta sobre todo el refresco de naranja”.
Un pequeño truco para saber cuándo usarlo separado puede ser sustituir “todo” por “todas las cosas” (“Me gusta sobre todas las cosas…”).
Estas formas homófonas (que suenan igual pero, en este caso, se escriben diferente) se diferencian tan solo por una tilde o acento ortográfico.
Las acentuadas son todos pronombres personales: mí (“Han traído un regalo para mí”), tú (“Eres tú la persona que quiero”), él (“No ha sido él, sino ella, quien ha conseguido el premio”). Resumiendo: siempre se refieren a personas (o entes personalizados, como un perro protagonista de un cuento, por ejemplo).
Las no acentuadas son posesivos, como mi (“Esta es mi camioneta nueva”) o tu (“Enséñame tu tarea”) o un artículo, el (“El dinero no apareció”). No se refieren directamente a personas, sino que acompañan a un nombre (tu trabajo, mi coche, el paraguas).
Lo correcto es “aparte”; siempre se escribe junto.
Aunque esta no es una falta de ortografía, usar de forma correcta las rayas de los diálogos ayuda a que el lector no se confunda y pueda disfrutar el escrito. En este aspecto se encuentran siempre muchos errores como:
La versión acentuada de este homófono, aún, se utiliza como sinónimo de “todavía”: son completamente intercambiables y puede ser un buen truco para saber cuándo acentuarla.
La versión no acentuada, de la palabra “aun”, es sinónimo de “incluso” o “ni siquiera”.
Te dejamos algunas claves:
Ahora que ya conoces los errores ortográficos más comunes, esperamos que aprendas de ellos para que mejores tu ortografía.
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Fuentes
https://dianapmorales.com/2018/02/blog/25-errores-ortograficos-mas-comunes/
https://www.esquirelat.com/cultura/los-10-errores-ortograficos-mas-frecuentes/