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¡Mide tu huella y cambia el rumbo!

Escrito por Lyzbeth Carrillo | 25/02/25 02:54 PM

La huella ecológica es una herramienta que nos permite medir nuestro consumo de recursos naturales y el impacto que generamos en el medio ambiente.

Alguna vez te has preguntado, ¿cuánto "pesa" tu estilo de vida sobre el planeta? ¿Sabes si dejas una huella sostenible? En esta ocasión, analizaremos cómo nuestras acciones cotidianas, desde la comida que elegimos hasta la forma en que nos transportamos, contribuyen a nuestra huella ecológica.

 

¿De dónde surge la huella ecológica?

Desde los años 60, los cambios en los ecosistemas a manos del ser humano se hicieron evidentes, impulsando la creación de instituciones educativas, gubernamentales y empresariales dedicadas a buscar soluciones a la crisis ambiental. De esta preocupación nacieron conceptos clave como los Objetivos del Milenio y, posteriormente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En este contexto, surge la huella ecológica como una herramienta para entender y medir el impacto de nuestras acciones en el planeta.

Este concepto nos invita a reflexionar sobre nuestros hábitos, además de tomar decisiones informadas sobre cómo consumimos; al entenderla, podemos adoptar prácticas más sostenibles en nuestro día a día, desde elegir alimentos producidos localmente hasta reducir nuestro consumo de energía y agua.


¿Cómo medimos nuestra huella ecológica?

Para entender el balance entre los recursos naturales que utilizamos y los que el planeta puede reponer, debemos considerar tres aspectos clave:

  • Necesidades básicas: todos tenemos necesidades básicas como alimento, agua, vestido y vivienda.
  • Influencia social: la sociedad en la que vivimos influye en cómo satisfacemos nuestras necesidades básicas. La calidad, cantidad, presentación e incluso el estatus de los productos que consumimos están determinados por factores sociales.
  • Costumbres culturales: las ideas locales y culturales pueden influir en nuestras decisiones de consumo, a veces llevándonos a utilizar más recursos de los que realmente necesitamos para satisfacer nuestras necesidades básicas.

Estos tres factores combinados hacen que nuestra demanda de recursos naturales aumente considerablemente. La globalización, especialmente desde los años 80´s y 90´s, ha tenido un impacto significativo en nuestros patrones de consumo, la publicidad y las tendencias globales nos impulsan a adquirir cosas que a menudo no son esenciales, pero que consumen una gran cantidad de recursos.

Como resultado de estos patrones de consumo, el equilibrio entre la producción de recursos y la demanda se ha visto alterado.

 

¿Cómo se calcula la huella ecológica?

Calcular la huella ecológica es como hacer un inventario de todo lo que consumimos y producimos. Necesitamos saber qué recursos naturales tenemos disponibles, como agua, bosques y energía; también es importante saber cuánta basura generamos y qué tipo de contaminación producimos. Con esta información, podemos entender mejor cómo nuestras acciones afectan al planeta.

Para calcularla, necesitamos tener en cuenta tres cosas: primero, los recursos disponibles en la naturaleza, como el agua, los bosques y la energía; segundo, cómo usamos y consumimos esos recursos, desde la comida que comemos hasta la ropa que vestimos; y, tercero, los residuos que generamos, como la basura y la contaminación. Al combinar esta información, podemos entender cuánto "pesa" nuestro estilo de vida sobre el planeta.

También se utilizan datos como la superficie de producción nacional, las importaciones y exportaciones de bienes. Estos datos nos permiten obtener un promedio de consumo por hectárea por persona. En el caso de México, se ha calculado que cada persona necesita en promedio 2.3 hectáreas para satisfacer sus necesidades de consumo, distribuidas en diferentes áreas como agricultura, producción de cereales, bosques, pesca y esparcimiento.

 

El consumo excesivo

¿Te has puesto a pensar en la cantidad de ropa que compras al año? ¿O en la cantidad de basura que generas? Cada producto que consumimos tiene un impacto en el planeta. Desde mediados de los años 90, la huella ecológica del planeta ha ido en aumento. ¿La razón principal? La publicidad y la economía de mercado nos han llevado a un estilo de vida donde comprar y acumular cosas se ha vuelto lo más importante.

Las grandes empresas nos dicen qué necesitamos, qué está de moda y qué debemos tener para ser felices; y, en esta búsqueda de ganancias, los ecosistemas se ven afectados. Los países más industrializados son los que tienen las huellas ecológicas más grandes, desafortunadamente, muchas veces trasladan sus fábricas a países menos desarrollados, donde las leyes ambientales son más laxas, generando así graves problemas de contaminación, deforestación, desertificación y pérdida de biodiversidad.

 

De consumidores a colaboradores de la naturaleza

Nuestra visión consumista y de acumulación nos impide ver el daño que estamos causando. No solo estamos agotando los recursos, sino que tampoco permitimos que los ecosistemas se recuperen y restablezcan sus ciclos naturales. Necesitamos adoptar una economía circular, donde el consumo responsable, el no desperdicio, la reducción de residuos, el reciclaje sean la norma.

La economía circular nos invita a:
  • Consumir de forma responsable: antes de comprar algo, preguntarnos si realmente lo necesitamos.
  • No desperdiciar recursos: evitar el derroche de agua, energía, alimentos y otros recursos valiosos.
  • Reducir residuos: minimizar el uso de envases y productos que no se puedan reciclar.
  • Reciclar y reutilizar: dar una segunda vida a los objetos y materiales.

Estas acciones son fundamentales para asegurar un futuro digno y saludable para nosotros y las próximas generaciones.

 

 

En resumen

No podemos seguir viviendo en confrontación con la naturaleza. Si queremos un futuro sostenible, debemos cambiar nuestra forma de pensar y actuar.