El verano es la estación del año en la que tenemos días largos con temperaturas altas. Estas condiciones, junto con los procesos que relacionan a las especies de cada ecosistema, crean el marco perfecto para un boom reproductivo, donde las poblaciones aumentan su densidad. A tal nivel que las cascadas tróficas agudizan las relaciones de competencia y depredación, llevando a un proceso evolutivo donde la Selección Natural elige a los organismos más fuertes y adaptados, asegurando la continuidad de su especie y la biodiversidad de cada región; con la visión de favorecer a los seres vivos mejor adaptados a los cambiantes ecosistemas del planeta.
Características del verano
El verano es una de las cuatro estaciones del año, caracterizada por eventos climáticos que determinan los ciclos de vida de los organismos vivos. Esta estación se presenta en el hemisferio norte después del solsticio de verano, alrededor del 20 de junio, y en el sur, pasando el equinoccio de otoño, el 20 de diciembre. Esta diferencia se debe a dos características geográficas del planeta: 1) la inclinación de la Tierra y 2) el movimiento de traslación. Estas propiedades propician en verano un aumento significativo de las horas de radiación solar sobre la superficie, dando lugar a días más largos y calurosos.
La mayor cantidad de radiación conlleva modificaciones importantes en los elementos climáticos de los espacios naturales, siendo los más influyentes la temperatura, las precipitaciones y la duración del día. Con estos cambios en la dinámica planetaria se modifican los patrones generales de humedad y lluvias, que a su vez alteran las temporadas de sequía y su contraparte, los huracanes. En el caso de nuestro país, donde la agricultura de temporal es de fundamental importancia para nuestro suministro de alimentos, estos cambios son determinantes. También son condicionantes de la funcionalidad de los ciclos de vida de todos los organismos en los ecosistemas, como se observa en las plantas verdes, donde se determinan los periodos de crecimiento, la aparición de las hojas, flores y frutos en cada etapa agrícola. Y recordemos que las plantas son la base de todas las cadenas alimenticias; por lo que estos cambios modifican las condiciones de vida de todos los organismos que se alimentan de plantas y los siguientes eslabones de la cadena alimentaria.
El verano es también reconocido por nuestra especie como la temporada en la que la abundancia de alimentos se presenta, ya sea por la cantidad de cosechas o por la diversidad de alimentos que solo se encuentran en esta estación. La abundancia se siente en todas las regiones del planeta, una prosperidad que culturalmente el hombre asocia a la bondad de sus dioses, a los cuales se les debe solicitar una buena cosecha con ofrendas y rituales, verbenas y festivales asociados a algún recurso agrícola de gusto local.
La abundancia de alimentos en verano está directamente relacionada con la actividad reproductiva de los organismos, siendo las plantas las que tienen una mayor representación. Las plantas son los únicos organismos que generan su alimento a partir de elementos abióticos como el agua, la radiación solar, los nutrientes del suelo y el dióxido de carbono (CO2), a través de la fotosíntesis. El aumento en las comunidades de plantas es la base para el crecimiento de las poblaciones de todos los seres vivos, que se alimentan de las plantas o de los organismos que se alimentan de los herbívoros y así sucesivamente a lo largo de toda la cadena alimenticia o trófica, prolongando la vida de cada especie.
Las relaciones entre organismos
Los ecólogos estudian y definen todos los ambientes presentes en el planeta como ecosistemas, los cuales funcionan como un sistema. Para su operación, requieren de elementos distintos que se relacionan a través de procesos. Estos, condicionan y facilitan la realización de los ciclos de vida. Entre estos procesos, destaca la alimentación como el recurso fundamental para cumplir con las diversas funciones de vida. Desde 1980, Robert Paine ha definido este proceso como la cascada alimenticia o trófica, que permite describir las relaciones que sostienen a los productores (las plantas) hasta los microorganismos del suelo, pasando por herbívoros, depredadores pequeños, depredadores grandes y descomponedores.
El proceso se identifica como una cascada porque se han observado transformaciones secuenciales y consecutivas que ocurren cuando el equilibrio del número de individuos y poblaciones se ve modificado por algún elemento abiótico o biótico en el sistema. Estas transformaciones están determinadas por el proceso evolutivo de la selección natural, que confiere habilidades adaptativas a sus descendientes, permitiéndoles sobrevivir. De lo contrario, pueden morir y convertirse en alimento para otros organismos más hábiles.
Las cascadas alimenticias
Las cascadas tróficas están formadas por cuatro eslabones interrelacionados: los productores (las plantas), los herbívoros (los animales que comen plantas), los consumidores (que comen a los herbívoros) y los descomponedores (que se alimentan de todos los restos animales y de los cadáveres de todos los integrantes de la cascada). Dependiendo de la cascada, puede haber hasta cuatro tipos de consumidores, incluyendo animales que comen otros consumidores.
Los descomponedores son organismos poco conocidos pero cruciales para la recuperación de los minerales que los productores necesitan para realizar la fotosíntesis. Por esta función, los descomponedores se consideran los eslabones que cierran los ciclos de vida de los organismos y de los ecosistemas en conjunto. En su mayoría, los descomponedores son microorganismos que viven en los suelos.
Alguien tiene que morir
Los ecosistemas son sistemas naturales en los que se conjugan todos los elementos abióticos y bióticos. Cada elemento contribuye al bienestar y la continuidad de los ciclos de vida y dinámicas regionales, con el objetivo de mantener el bienestar de todos los organismos. Con esta visión integral del bienestar del conjunto, cada organismo tiene una función específica en el sistema: ser alimento, ser depredador que selecciona a los más fuertes, ser la planta que produce semillas o la que intoxica a los depredadores.
En la dinámica de los sistemas naturales, la vida y la muerte son dos partes fundamentales para la continuidad y salud de los organismos. Como ya se mencionó, el organismo que muere no tenía las capacidades para permanecer dentro del sistema; era débil. En los ecosistemas, los seres que se reproducen y dejan descendencia deben ser perfectos y fuertes para continuar su especie exitosamente.
Seamos una comunidad
El verano es la estación de la abundancia, donde es común ver organismos que nacen y madres que cuidan a sus hijos. Con este boom reproductivo, la disponibilidad de alimento se extiende a lo largo de toda la cascada alimenticia. Las imágenes de cacerías y muerte aparecen, ya que esta es la herramienta que la naturaleza utiliza para asegurar la permanencia de los organismos más aptos.
Los procesos evolutivos de selección natural, a lo largo de la historia del planeta, han sido el motor que lleva a la diversificación de los organismos. La biodiversidad se hace más evidente en esta estación, debido a la reproducción selectiva de algunas especies que pueden formar nuevas poblaciones con características adaptativas diversas. Por este motivo, como gestores de los recursos del planeta, el ser humano debe respetar todas las formas de vida, ya que existen porque tienen una misión dentro del conjunto.
Conclusión
La vida en el planeta está conectada a través de relaciones que incluso los seres humanos aún desconocemos. Con las crisis ambientales actuales, es evidente que debemos comenzar a actuar de acuerdo a las reglas y sistemas que determinan la vida. Nuestra labor más importante en este punto es respetar todas las formas de vida presentes en los ambientes naturales, ya que mantener la biodiversidad es la herramienta base para la continuidad de la vida.
El respeto a la vida debe extenderse a todos los organismos de los cinco reinos: microorganismos, hongos, organismos pluricelulares, plantas y animales, incluso hacia aquellos cuya misión desconocemos. Los ecosistemas funcionan bien cuando cada ser vivo cumple su misión, formando la gran comunidad que es.
Si tienes interés en saber más sobre los temas ambientales aquí tratados o si te interesa alguna información en especial, comunícate con la Mtra. María Cristina Morales, mariacristina.morales@ucq.edu.mx.