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Las ingenierías y el conocimiento aplicado

Escrito por Carreras Universidad Cuauhtémoc | 19/05/21 06:27 PM

 

Desde que surgió la enseñanza de la ingeniería ha estado condicionada por diferentes cambios que la han hecho evolucionar y a la vez enriquecerse. Constituye una preocupación de todos los tiempos la formación de un ingeniero acorde con las necesidades del entorno en que vive y se desenvuelve y la manera en que debe enfrentar la misma.

Para lograr este propósito es necesario que la formación del profesional supere el paradigma en el que predominaba la adquisición y transmisión de conocimientos y se asuma uno nuevo orientado a generar nuevas formas de pensamiento y acción, más adecuadas a las características de los nuevos tiempos, que permita formar profesionales que sean capaces de lograr un aprendizaje continuo o permanente.

La enseñanza de la ingeniería reclama necesidades para lograr que el proceso de formación responda a las exigencias del contexto, aspecto que demanda una organización del proceso docente educativo centrado en el estudiante, desarrollado de manera interactiva y colaborativa y que le permita adquirir un aprendizaje para toda la vida.

 

Trabajos prácticos

El término “trabajos prácticos” se usa normalmente para referirse a las actividades de enseñanza de las ingenierías en las que los alumnos han de usar determinados procedimientos para resolverlas. Estos procedimientos están relacionados con el trabajo de laboratorio o de campo, pero en un sentido más amplio pueden englobar la resolución de problemas científicos o tecnológicos de diferentes características. A pesar de la importancia reconocida, el tiempo dedicado en los centros a las actividades prácticas acostumbra a ser reducido. Ello puede achacarse a diferentes motivos.

 

La finalidad de los trabajos prácticos

Los objetivos de las actividades de laboratorio y campo pueden ser muy variados. Pueden estar dirigidos a aumentar la motivación de los alumnos hacia las ingenierías experimentales, a favorecer la comprensión de los aspectos teóricos, a enseñar técnicas específicas, a desarrollar estrategias investigativas o a promover actitudes relacionadas con el trabajo científico.

Los distintos objetivos no deben considerarse excluyentes sino complementarios, ya que todos ellos juegan un rol destacado en una formación científica básica. Pero para poder conseguir un cierto progreso en relación a ellos conviene destacar la orientación concreta que pretende darse a cada trabajo práctico, ya que cuando se quieren conseguir muchos objetivos a la vez, los esfuerzos se dispersan y los resultados acostumbran a ser pobres.

Una misma actividad puede servir para conseguir objetivos distintos, según la orientación que se le dé. Por ejemplo, el cálculo del punto de fusión del naftalreno puede ser usado con finalidades muy diferentes:

  • Para enseñar la forma adecuada de realizar la medida de la temperatura de fusión de un sólido.
  • Para ayudar a comprender la constancia del punto de fusión de las sustancias puras.
  • Para desarrollar actitudes de orden y precisión en el trabajo de laboratorio.

Sería un error pretender conseguir todos estos objetivos con un único trabajo práctico. Además, el enfoque que debe darse en cada caso es distinto, así como también las capacidades que se ponen en juego, los aprendizajes que pueden producirse y, en consecuencia, lo que debe evaluarse.

A partir de una práctica relativamente sencilla pueden potenciarse aprendizajes de características muy distintas. Pero para conseguirlo es necesario dedicar el tiempo adecuado, centrar cada actividad en pocos objetivos y secuenciarlos adecuadamente.

Para poder orientar adecuadamente las actividades prácticas es necesario conocer cuáles son los puntos que ofrecen especial dificultad y qué problemas pueden presentarse a los diferentes alumnos. El tener claro los puntos de dificultad permite apreciar de manera rápida qué alumnos los afrontan con éxito y cuáles no y prestar en consecuencia la ayuda necesaria.

Las actividades orientadas a que los alumnos intercambien entre ellos y valoren de manera ágil sus resultados son de gran interés para potenciar el aprendizaje entre iguales y fomentar el desarrollo de criterios de análisis y valoración.

 

¿Qué relaciones existen entre los conocimientos teóricos y prácticos? 

Al plantear los trabajos prácticos de laboratorio y campo se pretende que a partir de una observación o de un experimento los estudiantes lleguen a entender o incluso a formular algún principio o concepto teórico.

Para resolver ciertas tareas no es suficiente con mirar y razonar sobre lo que se ve, ya que esto puede llevarse a cabo de formas muy diferentes, no siempre coincidentes con los planteamientos científicos actuales.

La posibilidad de dar una interpretación determinada a una observación o experimento está directamente relacionada con las teorías implícitas o explícitas que posee la persona que los realiza. Esto explicaría que una misma observación o experimento pueda ser interpretado de manera distinta por diferentes personas.

Las relaciones entre los aspectos teóricos y los datos e informaciones obtenidos en el trabajo práctico son fundamentales.

Es conveniente superar la tradicional división entre clases teóricas y trabajos prácticos, ya que entre los diferentes tipos de actividades realizadas en las clases de ingenierías debería garantizarse una continuidad que favorezca al máximo estas relaciones.

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Fuentes 

https://web.ua.es/es/ice/jornadas-redes-2012/documentos/posters/246434.pdf

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2218-36202016000100004